Educación de los hijos
Educar a los hijos tiene su costo. Implica renunciar a lo mío… por amor a ellos. Es darse, entregarse día a día. Vale la pena todo lo que se haga al respecto. Los hijos son el regalo más valioso que Dios nos ha dado, es nuestra herencia.
De hecho marido y mujer se unen en amor para que los hijos alcancen a probar el amor de Dios. Ellos se deben sentir queridos, apoyados y guiados. Hay que acompañarles en su desarrollo. Comprometerse para lograr sus sueños y aspiraciones validas, que jamás se sientan solos. Estar atentos a sus lágrimas, preocupaciones, miedos, enojos, etc. No se pueden permitir berrinches en casa. Tampoco irresponsabilidades.
Instruirlos en su camino es el reto.
Instruirlos en su camino es el reto. Su camino es decir la manera de conducirse para que crezcan en forma integra. Es su propia vida y se le indica lo que le conviene, para eso estamos los padres. Ofrecer el brazo para apoyarlos en sus desplazamientos, brindarles nuestro hombro para que recarguen su cabeza en su dolor. A veces solo abrazarles. Darles palabras de aliento, hacer cuanto podamos para su bienestar. Es necesario promover hábitos constructivos, establecer reglas bien claras horas de dormir, levantarse, acudir a la escuela, ir al trabajo, comer.
Es indispensable que vean a los padres comprometidos en la lectura de la Biblia, leyendo un buen libro cristiano, orando y cantando alabanzas. Sorprenderlos al encontrarlos apartados a solas con Dios.
Nadie se debe sentir relegado o solo, sus obligaciones deben estar claras y supervisadas, luego de llegar de la escuela qué, que ponga las cosas en su lugar y que apoye en las labores del hogar. Lavar trastes , lavar baños, apoyar en la cocina , barrer, recoger en fin todos deben cooperar. Las cosas no deben estar regadas por la casa.
Ah, la tarea de la escuela darle ayuda con el material que necesite, libros, libretas, mochila, etc. ¿a qué hora oran? Los libros de edificación siempre deben estar a su alcance, invertir cada año en un buen libro, conseguir películas, conciertos, conferencias, música. La hora familiar de oración debe estar establecida, los hijos escuchen a los padres orar por ellos de aspectos importantes de su vida, salud, buen desempeño escolar, seguridad, amistad, retos, deseos, trabajo, etc.
¿A dónde van? ¿Con quién van ? ¿Qué van hacer?¿A qué hora regresan? Vigilar sus amistades, escuchar sus comentarios. Promover actitudes, hábitos y compromisos. Ayudándolos a forjar un carácter en la vida para enfrentar las situaciones difíciles que se les presenten.
La hora de oración en familia es un buen momento para comentar lo que ha sucedido durante el día y como arreglarlo. Los obstáculos debemos atacarlos de frente y oportunamente. No dejarlos de lado. Ya que nos pueden causar serias complicaciones después.