Nuestra imagen del Espíritu Santo
Una de las razones para la falta de reconocimiento de su presencia y su compañerismo es nuestra imagen del Espíritu Santo; es mística por la manera en la que hemos escrito y predicado acerca de Él. De hecho, si tuviera un dólar por cada vez que hubiera escuchado que se habla del Espíritu Santo como si fuera una cosa sería rico financieramente. Lamentablemente, es visto por muchos como un “ente santo”, en lugar de Aquel que es santísimo, y desea ser nuestro amigo cercano. Si solo meditáramos en la Escritura nos daríamos cuenta de que tiene una mente (Romanos 8:27) así como voluntad (1 Corintios 12:11 y emociones que son descritas por su amor por nosotros Romanos 15:30) Él habla (Hebreos 3:7) de hecho lo hace claramente (1 Timoteo 4:1) Enseña (1 Corintios 2:13) puede ser contratado (Efesios 4:30) insultado (Hebreos 10:29) justo como cualquier otro ser humano.
Nuestra primera impresión de Él suele ser la imagen de una paloma. ¿Pero por qué se le dibuja como una paloma? ¡Nunca se manifestó como una paloma! En los cuatro evangelios se registra que Juan el Bautista vio al Espíritu de Dios descendiendo sobre Jesús “como una paloma” (Mateo 3:16; Marcos 1:10 Lucas 3:22 y Juan 1:32) Eso no lo hace una paloma. He escuchado declaraciones acerca de hombres y mujeres que dicen: “Corrió como el viento” o : “Es fuerte como un buey”. Eso no hace que la mujer sea viento o que el hombre se convierta en un cuadrúpedo. Son seres humanos.
Alguien más quizá diga: “Sí , pero el apóstol Juan vio al Espíritu como lámparas de fuego cuando contempló el trono de Dios”. Sí, eso es verdad porque escribió: “Y delante del trono ardían siete lámparas de fuego,las cuales son siete espíritus de Dios” (Apocalipsis 4:5); pero este mismo Juan también escribió: “Y mire , y vi … en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado… y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. (Apocalipsis 5:6.9) . Es sumamente claro que está hablando de Jesús, ¡pero nuestra percepción de Él no es que sea un animal!
El Espíritu Santo es una persona, y nosotros hemos sido creados a su imagen. ¡Oh si, su imagen! Leemos en Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen , conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26). No dice “Voy a hacer al hombre a mi imagen”. No, fueron el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo creando al hombre unísono. Estamos bastante conscientes del papel del Padre, y del Hijo en la creación , pero la Escritura claramente declara también : “El espíritu de Dios me hizo” (Job 33:4) y nuevamente: “Envías tu Espíritu, son creados” (salmos 104:30) Así que cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”, el Espíritu Santo ciertamente estaba incluido. Fuimos creados a la imagen del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Él es una persona, la tercera persona de la Trinidad, no una viento místico o un pájaro volador.
¿Cómo fue que María concibió por el espíritu Santo si no fuimos creados a su imagen? Pero la Escritura registra: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo”. (Mateo 1:18) Más tarde el ángel del Señor le dijo a José: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del espíritu Santo es” (Mateo 1:20) Si el Espíritu Santo fuera una “cosa” o una “energía” ¿cómo es que se formó un hombre en María? Ella concibió del Espíritu de Dios. Se requieren dos seres de la misma imagen para crear descendencia normal.
Espero que estés entendiendo que el Espíritu Santo es una persona, de hecho la persona más maravillosa. Por esta razón Pablo le dice a los creyentes:
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros . Amén 2 Corintios 13:14
Observa que dice: “La comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros “.
Comunión
La palabra comunión está definida en el diccionario Webster como compañerismo o compañía. También se define como la cualidad o estado de estar en camarera. Uno nunca esperaría encontrar compañeros que se refrenaran de interactuar entre sí; ambos se mantienen informados con respecto a lo que están haciendo o planean hacer. Son camaradas y hay una comunión continua entre ellos. En el libro de los Hechos encontramos ejemplos de esta relación entre el Espíritu Santo y sus siervos una y otra vez. La siguiente es solo una de las declaraciones de Pablo:
Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Hechos 20:22-23
Puedes ver por sus propias palabras la comunión continua entre el apóstol Pablo y el Espíritu Santo. Eran camaradas en la vida, en los viajes y en el ministerio.
Lo mismo es cierto acerca de cada siervo de Dios en el Nuevo testamento. Sin importar adonde iban Él estaba con ellos y se comunicaba con ellos cuando lo buscaban. Era su compañero. Felipe, otro discípulo, dejó una reunión multitudinaría y viajó hacia el desierto, pero no estaba solo o sin saber qué hacer ya que “el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro (Hechos 8.29)
Pedro en medio de tratar de descifrar una visión difícil no tuvo que depender de su propio conocimiento de las escrituras porque escuchó la voz del Espíritu diciéndole. “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí , tres hombres te buscan . Levántate, pues y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado” (Hechos 10: 19-20)
Puedes ver el compañerismo del Espíritu Santo con todo el equipo de Pablo ya que Lucas registra: “Y atravesando Frisia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. (Hechos 16:6-7)
Podría citar varios ejemplos más. No obstante, lo que quiero decir es que los siervos del Nuevo Testamento estaban concientes del compañerismo constante del espíritu de Dios con ellos; nunca era un suceso atemorizante o fuera de lo ordinario interactuar con Él.Esperaban su participación en su vida así como se esperaría la participación en nuestra vida de cualquier persona que viviera con nosotros las veinticuatro horas del día los siete días de la semana.
La gente me pregunta si no me canso de los cuartos de hotel en todos mis viajes. Respondo: “Honestamente , nunca me aburro de ellos”. De hecho, he estado en algunas ciudades más hermosas del mundo y no he sentido la necesidad de salir a recorrer los sitios de interés porque estoy disfrutando su compañía tanto que no quiero perder ese tiempo. En el pasado, antes de entender y experimentar el compañeritos del Espíritu Santo, era bastante infeliz cuando estaba solo. Necesitaba gente a mi alrededor constantemente. Ahora, me descubro añorando la soledad para poder escuchar fácilmente cuando hable con Él.
¡Esta es su pasión, tener comunión contigo! Toma un momento y cierra tus ojos y piensa en el Espíritu Santo como tu compañero o tu camarada. Porque la palabra de Dios declara que la “comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. O medita en esto que “el compañerismo del Espíritu Santo sea con todos ustedes”. O nuevamente que “la compañía del Espíritu Santo esté contigo”. Permite que estas palabras se expandan en tu corazón para abrir la puerta de intimidad entre ti y tu creador.
John Beveré Acercate a Él