2016 a estas virtudes consagro mi día
- Escojo el amor…Ninguna ocasión justifica el odio; ninguna injusticia justifica la amargura.Escojo el amor. Hoy amaré a Dios y todo lo que Dios ama.
- Escojo el gozo…Invitaré a mi Dios a ser el Dios de la circunstancia. Rehusaré la tentación de ser cínico… la herramienta del pensador holgazán. Rehusaré mirar a las personas como algo menos que seres humanos, creados por Dios, y rehusaré ver en los problemas algo menos que una oportunidad de ver a Dios.
- Escojo la paz…Viviré perdonando. Perdonar para poder vivir.
- Escojo la paciencia…Pasaré por alto las inconveniencias del mundo. En vez de maldecir q quien toma mi lugar , lo invitaré a hacerlo. En lugar de quejarme porque la espera es demasiado larga, agradeceré a Dios por el tiempo para orar. En lugar de cerrar el puño ante nuevas responsabilidades, las encararé con gozo y valentía.
- Escojo la amabilidad…Seré amable con los pobres, pues están solos. Amable con los ricos pues tienen temor. Y amable con los malvados, pues así me ha tratado Dios.
- Escojo la fidelidad… Hoy cumpliré mis promesas. Mis acreedores no lamentarán su confianza. Mis asociados no cuestionarán mi palabra. Mi esposa no dudará de mi amor. Y mis hijos nunca temerán que su padre no regrese al hogar.
- Escojo la mansedumbre…Nada se gana por la fuerza. Escojo se manso. Si levanto la voz que sea solo en alabanza. Si cierro el puño, que sea solo en oración. Si hago exigencias, que sea solo a mí mismo.
- Escojo el dominio propio …Soy un ser espiritual… después que este cuerpo haya muerto, mi espíritu remontará el vuelo. Rehusó dejar que lo que se corromperá, impere sobre lo eterno. Escojo el dominio propio. Me embriagaré solo de gozo. Solo me apasionará mi fe. Solo Dios ejercerá influencia sobre mí. Cristo será mi único maestro. Escojo el dominio propio.
- Amor, gozo, paz, amabilidad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio.
- A estas virtudes yo consagro mi día.
Si tengo éxito, daré gracias.
Si fracaso, buscaré su gracia.
Y luego, cuando el día haya acabado , pondré mi cabeza en la almohada y descansaré.
Max Lucado