Orar y persistir en la oración

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Hemos aprendido a sumergir a las personas en oración, a persistir en oración por ellas, diciendo: «Dale más, Señor. Dale más».La intimidad lleva tiempo, con Dios sucede lo mismo.

Cuando sumergimos a las personas en oración, es casi como si sus corazones se abrieran cada vez más, mientras fluyen más de la presencia y la frescura de Dios.

Cuando «sumergimos» a las personas en oración, normalmente observamos dos fases del mover de Dios en ellas. Primero, sienten la frescura y la sanidad y vuelven a enamorarse de Jesús. Luego, muchas veces, esto prepara la transición para una etapa de mayor poder para el ministerio.

El Espíritu Santo trae paz, gozo, limpieza, transformación y sanidad. Luego viene el poder. Después puede venir el hablar en lenguas. El poder puede ser para profetizar, sanar o evangelizar. Muchas veces viene acompañado de un gran temblor en la persona, a medida que un poder tremendo fluye en su interior y a través de ella.

Hemos observado que con este nuevo mover del Espíritu Santo, nuestra capacidad de recibir de Dios ha crecido tremendamente. Antes, sólo unos pocos recibían algo profundo en el Espíritu. Ahora, muchos reciben una experiencia espiritual de mucho poder que hace que ellos nos pidan a nosotros que les expliquemos qué es lo que sucedió. Se sorprenden por la intensidad del poder del Espíritu Santo.

Dios quiere que seamos continuamente llenos del Espíritu… y que lo sepamos. Quiere que ministremos con el exceso en vez de tener nuestros tanques espirituales casi vacios. Por eso seguimos orando: «Más , Señor» Y él sigue dándonos más de su Espíritu en forma muy íntima.

¿Por qué no orar unos por otros en casa? Pon tu música de de adoración preferida y deja que tu corazón se impregne de la presencia del Señor. ¡ Qué maravillosa forma de pasar una hora o más con el Señor! Permítele que él te llene una y otra vez.

John Arnott

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