¡Su atención, por favor!
Una vieja historia cuenta acerca de un granjero que tenía una mula en venta. Afirmaba que esa mula obedecía cualquier orden que se le diera. Un posible comprador tenía dudas de tales afirmaciones y decidió poner a prueba al granjero y a la mula. Así que le dijo a la mula: “Siéntate” pero la mula seguía parada. “Siéntate”, grito el cliente, pero no sucedió nada. De modo que se volvió al granjero y le dijo “Usted afirma que la mula hace cualquier cosa que se le ordene, pero no puedo hacer que se siente”. El granjero sonrió. Alcanzó un trozo de madera, caminó hacia ella y la golpeó en la cabeza. “Siéntate” le dijo. Y la mula se sentó. Volviéndose al sorprendido cliente, le dijo: “Primeramente , tiene que captar su atención”.
Temo que algunos seamos como esa mula.Una de las razones por las cuales Dios permite que la adversidad llegue a nuestras vidas es para captar nuestra atención. Quedamos atrapados tan fácilmente en nuestras propias actividades que perdemos de vista a Dios. Nos enfocamos en nuestras metas, carreras, familias y en otros intereses personales , a la vez que menospreciamos darle a Dios la prioridad máxima en nuestras vidas. El resultado es que perdemos nuestra sensibilidad espiritual . El proceso para llegar a ser insensible espiritualmente es algo de lo que estamos completamente consientes; se filtra dentro de nosotros sutilmente . Para mí , es cuestión de sobre cargar nuestra agenda y de ocuparme demasiado en mis cosas. Cualquiera que sea el caso. Dios sabe muy bien cuando estamos demasiado preocupados con nosotros mismos y en nuestros intereses. Él sabe cuándo es el momento de planear una interrupción para captar nuestra atención.
¿No hay otra forma?
De inmediato surge la pregunta: ¿No hay otra manera de que capte nuestra atención ? ¿Por fuerza tiene que ser algo doloroso o trágico? En teoría. la respuesta es no. Ciertamente hay otros medios para captar nuestra atención además de la adversidad. Pero piensa en eso por un momento. ¿Cuántos sermones has escuchado, consiente de que lo que el predicador está hablando se aplica a ti y luego no haces nada al respecto? ¿ Cuántas veces has escuchado un testimonio que te impacta y te enciende el deseo de vivir con unas normas más altas? Pero nuevamente , apenas sales del santuario, un interés terrenal inunda tu mente y barre con todos tus planes y tus intenciones.
A menudo, requiere más que un sermón para captar nuestra atención. Ni siquiera es suficiente que haya una conviccíón sincera. Por lo general se requiere un impacto de cierta clase para que cambiemos. C.S. Lewis , en su libro maravilloso El problema del dolor lo pone de la siguiente manera:
Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia , pero nos grita en nuestros dolores. Estos son el megáfono de él para despertar a un mundo sordo.
Cuando las cosas salen como queremos, suele ser difícil que dirijamos nuestros pensamientos hacia Dios. Todos sabemos que deberíamos hacer eso; pero se convierte en una carga. Cuando todo esta bien, tendemos con facilidad a sumir un estado de confianza y de superioridad. Nuestras oraciones se vuelven inánimes. La palabra de Dios empieza a sonar desagradable a los oídos complacientes. Y para empeorar las cosas, empezamos a confundir nuestro bienestar con lo espiritual. Como no pasa nada malo, erróneamente asumimos que todo está bien.
Cualquiera que haya trabajado en el área de evangelismo sabe de lo que estoy hablando. Es casi imposible, para un incrédulo que carece de problemas que lo presionen, que sienta la necesidad de un Salvador. Cuando todo está marchando bien, ¿por qué echarlo a perder pensando en Dios? ¿Por que hay que preocuparse por el mañana?
Pero mira al mismo hombre o mujer después que experimentan la adversidad y te encuentras con una actitud diferente. Lo que era de poco interés, ahora se ha convertido en el único interés. Lo que antes era de gran importancia , ya no atrae más. De pronto, Dios tiene toda la atención.
Hace poco mi hijo Andy, fue invitado a una reunión de los Drogadictos Anónimos (DA) en la que le entregarían un reconocimiento a un amigo suyo que había luchado contra la adicción a las drogas por muchos años. Su comentario posterior atrajo mi atención. El dijo: “No hay una ateo en DA”. Uno de los fundamentos principales sobre los cuales se basan los Alcohólicos Anónimos (AA) los Narcoticos Anónimos” (NA) y los DA es que los adictos necesitan la ayuda de una fuerza superior si quieren ser libres del alcohol y las drogas.
Esos grupos confesaron que no tenían nada o muy poco tiempo para Dios antes que enfrentarán la adicción. Una vez que la afrontaron sin embargo, Dios- “o la fuerza superior”- tomó un papel significativo en sus vidas. Todos reconocieron que necesitaban ayuda.
Tal es el poder de la adversidad, que pone de rodillas al más fuerte y al más terco de nosotros. Hace que aflojemos nuestros lazos con aquellas cosas que son de poco valor y que nos aferremos fuertemente a aquel que sabemos que nos puede liberar.
Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
Salmos 34:4
Charles Stanley